domingo, 26 de diciembre de 2010

Un 21 de diciembre de 1936 fallecía el Padre Juan Kotulla

Nacido en la actual Polonia un 18 de abril de 1872, pasados los veinte años, en 1895, ingresa a la Congregación de Misioneros del Verbo Divino. Cursa sus estudios superiores en Viena, donde es ordenado sacerdote el 28 de abril de 1901 y destinado ese mismo año a la Argentina. En 1904 es destinado a la colonia San José en Coronel Suárez. Dos años después, en 1906, se retira de la Congregación y se incardina en la diócesis de La Plata, siendo enviado por ello en la navidad de 1906, hace exactamente 100 años, a San Miguel Arcángel, colonia fundada apenas tres años antes.
Entre sus obras se encuentran la iglesia del pueblo, la escuela del Niño Jesús, la capilla en la vecina colonia de San Antonio (Gascón) y el asilo de Vatteone.
Con esta breve introducción intentaremos conocer más a fondo su personalidad y su obra.


SAN MIGUEL ALLÁ POR 1903
Las colonias de los alemanes del Volga, caso la de San Miguel Arcángel, fundada en 1903, se han distinguido siempre por su intachable religiosidad. La Navidad de 1903 en la nueva tierra se acercaba y los tomaba sin sacerdote ni capilla, justo a ellos, fervientes creyentes y practicantes. Ante reiterados pedidos a los Padres del Verbo Divino por un sacerdote les fue enviado el padre Guillermo Klocke, quién arribó a Est. Erize, y de allí trasladado en un carro, sentado arriba en una enorme pila de bolsas, siendo recibido con llantos de alegría por todo la pequeña comunidad. Luego de la fiestas de Navidad el padre retornó a su lugar, pero no antes de una estruendosa despedida de aquellos pocos colonos del pequeño pueblo, de no más de quince casas de adobe. La despedida fue realmente estruendosa pues hubo hasta disparos de revólveres y escopetas, manifestando así su agradecimiento.
Todo el año 1904, al que el Padre Brendel en su libro "Hombres Rubios en el Surco" llama "El año de Soledad" estuvo caracterizado por la falta de un sacerdote para efectuar misas. Por aquellos años la escasez de sacerdotes era importante hasta en centros poblados, por ello el Episcopado solicitaba sacerdotes a España e Italia. No por ello San Miguel, con apenas quince casas y en el medio de la nada no cesaba de solicitar uno y con una condición: que sea Alemán. Así en 1905 llegaba el padre Theodor Kramer a habitar la pequeña casa parroquial construida por los colonos. La alegría del pueblo fue transitoria, pues el padre de temperamento muy distinto a al que regía la vida de la colonia, por su carácter inquieto y andariego, no pudo adaptarse a las costumbres y pidió, a los dos años de su nombramiento, el traslado. Otra vez los colonos viajaron a La Plata a la curia a solicitar otro padre y alemán, era la condición. Arribaba así en la navidad de 1906 Juan Kotulla.


SU OBRA
Allá por 1906, inmediatamente arribado y ante la falta de una iglesia, reunió al Consejo de Fomento que presidía el más longevo de la colonia, don Matías Zwenger y incitó a comenzar la obra tan anhelada por el pueblo. El permiso lo logró en la Curia el 25 de agosto de 1907 y la construcción comenzó al año siguiente en los meses libres de los trabajos rurales. Algunos colaboraban con dinero, otros con trabajo y los demás con vehículos y personal. Finalmente y con la visita del Obispo Alberti, el 29 de septiembre de 1909 se inauguraba el templo, ante un pueblo que se había esmerado en todo, casas pintadas, calles arregladas, flores y cintas por doquier. Ese día el pueblo triplicó su población. Cierto poblador, según la crónica, hospedó a más de setenta personas entre su casa, su galpón y establo
Años de magras cosechas, sea por sequía o por plagas como la langosta, hacían que los habitantes del pueblo de San Miguel y zona, vean comprometidas sus economías, sobre todo aquellos que vivían del trabajo de sus brazos en las duras tareas rurales. El Padre Kotulla, recorriendo la zona vio la necesidad de una nueva obra: un asilo para pobres, para paliar, más no sea transitoriamente la situación. Nacía así en 1916 el Asilo Santa Ana que en un principio fue para ancianos pero pronto cambió para niños. Los comienzos fueron duros pues las hermanas de la Congregación de Ntra. Sra. De Lujan no hablaban alemán y lo niños castellano. Su idea era la auto sustentación del asilo, por lo que comenzó con una quinta y granja a las afueras del pueblo, para las necesidades más urgentes. Kotulla tenía en mente enseñar a esos niños pobres y huérfanos las tareas rurales, las que serían su medio de subsistencia. Hasta llegó a alquilar un campo, pero la situación era difícil. Viendo esto la Sra. Ángela Alzaga Unzue le ofrece 800 ha. de campo al lado de la laguna de Epecuén con la finalidad de auto financiar el Asilo.
En un viejo Ford T el padre, pese a su frágil salud, se lanzó a recorrer los campos y solicitar ayuda, pues el campo era eso, campo. La gente le ofrecía luego de las cosechas semillas que el padre vendía y con ello comenzó a construir, logrando en 1922 trasladar a sus niños a ese paraje.
"El plan se diluía un poco en medio de la enorme extensión de campo, y a los niños había que campearlos como si fueran martinetas entre los matorrales, ocupados en la tarea de ciudad animales" dice el padre Brendel. Como no había sido preparado para la administración del campo, pronto mando a traer un grupo de técnicos de Alemania que encarrilaron el asilo. Hoy el Hogar Alzaga Unzue del Sagrado Corazón o "Asilo Vatteone" continúa aquella idea emprendida hace ya más de 90 años.
Otra de las obras del padre fue la iglesia de San Antonio, cercana a la estación Gascón. Con anterioridad a esta iglesia los fieles de dicha zona cada domingo viajaban en sus carros a San Miguel para tener misa, haciendo esto que don Andrés Kloster interese al padre Kotulla en erigir una iglesia, que fue bendecida en 1923 y que acudía el mismo Kotulla desde San Miguel una vez al mes.


SU INFLUENCIA EN LOS NIÑOS
San Miguel a dado prueba de su religiosidad con treinta y un sacerdotes, de los cuales cuatro llegaron a obispos y treinta y seis hermanas. Quizá tenga mucho que ver el padre Kotulla, que fue influenciando niños y padres durante su trayectoria. Cuenta el padre Brendel en su importantísima obra documental: "Cuando veía un destello de vocación, le dedicaba al niño y a su alma especiales cuidados. Resultaban inolvidables las vistas a la parroquia, cuando aún muy niños... algunos extremadamente... llegábamos en los dulces atardeceres sanmiguelenses a su casita parroquial, escondida en la tupida fronda [...] llevándole cualquier delicadeza que nuestros hogares le enviaban.
El padre nos sentaba sobre el escritorio, y mientras se afanaba en subirnos las eternamente caídas medias de lana, que la habilidad de las manos de nuestras madres habían tejido, terminaba siempre en bromas y juegos con una pregunta estratégica:
- Tú, cuando seas grande, ¿qué quieres ser?
- Yo, Padre, sacerdote como Ud.
- Y tú nena, cuando ya seas una señorita ¿qué piensas ser?
- Yo quiero ser... Hermana."
Cuando los jóvenes decidían emprender el seminario "Previendo esas dificultades y previniendo el desaliento lógico que se iba a producir [...] el Padre Kotulla impartía durante dos meses diariamente clases de latín, griego y composición a los elegidos para seminaristas." Por ello todos reconocían a los seminaristas que habían pasado por la mano de Kotulla.



EL PADRE KOTULLA
El Padre José Brendel lo describe así: "Hombre de elevada estatura, delgado, de ojos azules grisáceos y admirados, en un rostro que rebosaba bondad, y que quería ser repentinamente severo y enérgico para lograrlo sólo a medias, ..."
"El Padre Kotulla nunca gozó de buena salud; de allí que su desbordante actividad sea aún más misteriosa. Y no era cosa nueva. Ya cuando estuvo por ordenarse de sacerdote en San Gabriel de Viena, el 28 de abril de 1901, las perspectivas para su futuro eran poco promisorias.
Su salud era tan precaria que la superioridad le permitió recibir el Orden Sagrado casi como una satisfacción personal, para que pudiera decir su Primera Misa.
Su médico, presente en el acto, le dijo sin rodeos, que también sería posiblemente la última." Quizá a sabiendas de esto lo mandaron a una pequeña colonia perdida en la pampa argentina. Sólo volvería en 1913 a su país natal, regresado con su hermana Lucía, quién le llevará las finanzas por cierto tiempo, hasta su retorno a Europa.
"La actividad del santo sacerdote estaba requerida en varias partes distantes entre sí, y sus fuerzas ya no rendían para tanto. Se quejaba de su viejo mal, que recrudecía, pero más que eso era atribuible a los años que pesaban sobre sus ajetreadas espaldas; y decidió retirarse a su refugio de Vatteone, renunciando a la Parroquia. Eso Acontecía el 1 de enero de 1928"
Pero no todo fue sencillo en San Miguel para el padre Kotulla. En 1913 en vísperas de su viaje a Alemania, el delegado municipal del pueblo hizo gestiones e instaló una escuela pública, es decir laica, en contraposición a la católica y en alemán. El pueblo se dividió y esto fue caótico. Nadie imaginaba que en un pequeño poblado sucederían pintadas, agravios al padre, los niños se apedreaban incentivados por las disputas de sus padres. Pero el padre Kotulla nunca bajó los brazos y culminó su obra.
Sus restos fueron enterrados en una sencilla tumba en el cementerio de San Miguel, hasta que en 1961, se le rindió un postrer homenaje trasladándolos a la iglesia, en donde descansan junto al altar del Sagrado Corazón.

Tres fotografías del homenaje al Padre Kotulla, en el centro se observa la presencia de varios obispos de San Miguel Arcángel
Fuente por www.dsrmedios.com

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